
Después de veintiocho años de labores, la Casa de Enseñanza de Santo Tomás fue transformada en la Universidad de Santo Tomás en 1843, lo cual convirtió a dicha entidad en el primer recinto formal de estudios superiores de nuestra historia y al presbítero Juan de los Santos Madriz Cervantes en su primer rector.
Así, entre muchas de la innovaciones que dicha universidad implementó, estuvieron varias asociadas al ámbito de la enseñanza jurídica, pues, entre otras acciones, se instituyeron los grados académicos de Licenciado y Doctor en la entonces llamada carrera de Jurisprudencia, correspondiéndoles, respectivamente, al Dr. José María Castro Madriz fungir como su primer catedrático y al Dr. Ramón Carranza Ramírez como su primer decano.
Con el ulterior paso del tiempo, empezaron a graduarse las primeras generaciones de juristas, quienes, no solo ejercerían muchos de los más importantes cargos públicos de la segunda mitad del siglo XIX, sino que, incluso, fueron paulatinamente asumiendo distintos cursos y materias de dicha alma mater. Además, fue en 1874 cuando aconteció otro importante evento, pues el abogado y docente, Dr. Salvador Jiménez Blanco, elaboró la obra Elementos de Derecho Civil y Penal de Costa Rica, cuyo texto se convirtió en la primera obra de contenido jurídico y académico publicada por un jurista costarricense. A todo esto se unió la concatenación de labores que dicha universidad realizó, desde 1881, con el entonces recién fundado Colegio de Abogados, pues ambas instituciones compartían intereses y objetivos.
De modo lamentable, y debido a unas serie de cuestionables fundamentos, la Universidad de Santo Tomás fue clausurada en agosto de 1888 tras cuarenta y cinco años de actividades. Esta decisión no solo provocó un ostensible vacío en dicha coyuntura decimonónica, sino que perduraría por más de cinco décadas, siendo únicamente los estudios superiores jurídicos los que pervivieron, pues dicha carrera fue transformada y recolocada en un estatus novísimo…